martes, 10 de diciembre de 2013

El árbol de Navidad.

Dedicado a Maria Teresa S. Ruiz, con cariño.

Faltaban unos pocos días para la Navidad y Maria Teresa había ido a pasar estas fiestas a la casa que tenía una amiga suya fuera de Barcelona. El día de su llegada se habían dedicado a arreglar el árbol del salón, un hermoso abeto que habían comprado el día anterior.

Después de cenar, subió a la habitación que le habían asignado, la ventana  daba a la parte delantera de la casa, un jardín muy bién cuidado y aun en aquella época del año lleno de flores en algunos parterres. Frente a ella un abeto azul de extraordinaria belleza se señoreaba ante la ventana.

A eso de la media noche se despertó, vio luz fuera y se levantó para mirar.

En el abeto habían unos ofarines (ángelitos) decorándolo para la Navidad, bajó las escaleras sin hacer ruido y se quedó en la puerta mirando a través de los cristales.

Los ofarines la vieron, le sonrieron y le indicaron que saliera.

Fue a ponerse una bata y salió. Le dijeron si quería colaborar en el arreglo, a lo que ella algo azorada les preguntó si eso era real, a lo que le respondieron que si ella lo percibía es que lo era.

Porque yo?.

Y porque no tú, es tu regalo. Un regalo para tu alma, le dijeron.

La percepción de las cosas es relativa y cada uno las percibe de diferente forma, aun siendo la mísma cosa y eso es en función de la evolución de cada uno, ni bién, ni mal solo es percepción y experiencia,

Te conocemos, sabemos que te esfuerzas por hacer las cosas cada vez mejor, y además cuentas con tu guía amigo Jacinto.

Maite se quedó asombrada.

Conoceis a Jacinto preguntó?

Claro que sí, conocemos tu historia desde siempre, la historia de la evolución humana. No hay tiempo en el lugar de donde venimos, somos ofarines, servimos de puente entre lo humano y lo celeste, entre el espiritu y la materia.

Has de saber que tu amigo y tú, antes de que volvieras a la frecuencia tres D.de la tierra, ya habiais compartido experiencia  muchas veces, ahora él está en el otro lado, cerca de tí evolucionando al igual que tú. Todo está entrelazado, unido a una totalidad, con el universo, la naturaleza, animales y seres de cualquier lugar.

Pues sois uno en realidad con la fuente. Nadie hay por encima ni por debajo, solo en apariencia.

Estais aqui en un proceso de enmendar y recuperar la conciencia olvidada, procurando no intervenir en la libertad de cada uno como indivíduos, hasta la unión total con el uno, así debe ser.

La amistad con Jacinto viene de antaño compartisteis diferentes vínculos, con otros vehículos (cuerpos). Hoy tu aquí, él allí, seguís en la búsqueda de la verdad, de vuestros recuerdos originales, los que hoy os hacen volver a encarnar.

Seguis avanzando ayudándoos los unos a los otros, caminando hacia adelante. Todo es uno.

Muchas personas vienen con sus amigos y familia, de otras muchas experiencias, y no son conscientes de la ayuda que les proporcionan, sean sus enemigos o sus más cercanos amigos. Sea  desde aquí o desde el otro lado.

No siempre os encontrais como presencia humana, hay otras formas de evolucionar juntos, sin verse, sin tocarse, pero igual de efectivas.

Reflexiona mientras gestionas tu tiempo aquí, vive con honestidad, sinceridad, simplicidad, verdad y perdón, para poder disfrutar de la felicidad que da la libertad de ser conciente. Ámate a tí misma con humildad, para poder otorgar ese don a los demás.

Acabaron de arreglar el árbol, había quedado precioso, era un regalo del universo.

Los ofarines se marcharon, quedándose sola con aquél presente para su alma y su corazón.

Subió a la habitación, pasó Navidad y San Esteban en casa de su amiga, el árbol seguía allí hermoso, iluminado, solo lo veía ella. El día 27 de diciembre se levantó temprano, arregló la bolsa con sus cosas, miró por la ventana, todas las guirnaldas habían desaparecido, allí estaba el árbol, vacío, azul, imponente.

Sonrió.

Vaya regalo, ahora no se bién si ha sido real o fruto de mi imaginación, se giró para coger la bolsa y encima de la cama vio la estrella que había coronado el árbol, se le pusieron los vellos de punta de la emoción.

La percepción de las cosas es personal, unos ven lo que otros no, la vida cada uno la percibe según su momento, circunstancia y experiencia.

Todo es más grande de lo que nosotros podemos comprender, cuando transcendamos, el sueño en el que estamos inmersos. Veremos la luz.

Aquellas Navidades fueron para ella las mejores de su vida, jamás las podrá olvidar.

Gracias a todos por leer mis historias. Son para el alma.

Luz y progreso para todos.

                                                                                                                                

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