Esta historia está dedicada a Guillém con mucho cariño de parte de Maria Eugenia.
Ha nacido hace muy poquitos dias.
Rastro de Dios es un angelito. Un Querubín. Son los ángeles más cercanos a Dios. Este era muy peculiar, portaba siempre una estrella entre sus brazos que guardaba con gran esmero, ya que su trabajo era muy importante en el cielo.
En esta ocasión se le había encomendado uno de alto standing.
Ayudar a una almita que tenía que volver a la tierra, a seguir cumpliendo su aprendizaje.
Sus papás Mónica y Toni estaban esperando su llegada con mucho cariño, faltaba muy poquito para que el bebé estuviera entre sus brazos.Ya habían elegído el nombre que le pondrían, se llamaría Guillém.
Mientras tanto allá, en el cielo, Rastro de Dios y la almita hablaban y jugaban, también en ese periodo de tiempo el futuro bebe, iba y venía de ver a sus papás entraba y salía del cuerpo de su mamá, para conocerlos. El Querubín le recordaba a Guillém que los amara mucho, que él volvía a nacer nuevamente para aprender y cumplir el propósito de mejorar cosas. Que era un ser muy grande, con un cuerpo chiquitito. Eso es solo apariencia le decía.Tu ya sabes que hay detrás, pero cuando estes allí no recordarás de donde procedes, ni de tantas y tantas experiencias que has vivido anteriormente, pero en esta nueva venida contarás con unos padres extraordinarios que te ayudarán y te darán lo mejor de ellos para que puedas evolucionar. Cuidarán de tí y te enseñaran valores y educación que no debes olvidar, para que puedas vivir una vida digna, cuando seas mayor deberás hacer lo mísmo por los demás, eso es lo que esta predestinado para tí en esta experiencia.
La almita lo escuchaba con sumo interés. Juntos compartían muchas enseñanzas.
Un día ésta le preguntó.Me acordaré de tí angelito?.Al principio sí, pero a medida que vayas creciendo posiblemente no,yo siempre estaré cerca de tí, por si me necesitas. Ves la estrella que llevo conmigo?.
Es tu estrella, tu suerte, su luz brillará entre los dos. Pasadas unas pocas semanas, Rastro de Dios le dijo.
A llegado el momento de emprender un viaje muy importante para tí, tus papás te esperan, recuerda yo seguiré a tu lado en este momento y cuando tu me necesites, lo sabré. Eres un gran tesoro, tus papás lo saben.
Se despidieron con mucho cariño, una lágrima brotó de los ojos del angelito. Siempre me encariño con mis niños pensó, Pequeño mío estaré siempre muy cerca de tí. Te echaré de menos dijo el almita. No lo harás, pero de alguna manera sabrás que alguien desde el otro lado vela por tí.
Rastro de Dios sacudió la estrella y con su luz abrió un camino, un rastro para que la pequeña alma lo siguiera y empezar su viaje a la tierra, protegido y amado.
Llegó con gran alegría y gozo de su familia. Nació sonriendo. En ese instante, si recordaba a su ángel, sabía que lo cuidaría, sabía también todo el amor con el que lo estaban esperando, sabía su vida. Solo por un instante. El olvidaría deprisa, pero el Rastro de Dios siempre le mostraría el camino hacia una vida de excelencia.
Y esta es la historia del recién nacido Guillém, su gran aventura ha empezado, pero todo el amor que trae y le espera harán que pueda conseguir su propósito.
Te deseo una gran vida de luz, alegría y amor.
Bendiciones para todos
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Gracias a Mónica y Toni, por permitirme escribir esta historia para su pequeño.
Gracias a Maria Eugenia por pedírmela. Ha sido un honor hacerlo.
Es muy gratificante poder escribir estas historias para las almas que valientemente resuelven volver a experimentar la aventura de una nueva manifestación para seguir evolucionando y completando el círculo. Bienvenidas porque con ello nos ayudais a avanzar.
Gracias.
Y como siempre gracias a todos por leerlas. Luz y progreso. Son oraciones.
Quina història més bonica.
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