Erase una vez en un maravilloso bosque encantado, en una dimensión desconocida aparentemente para nosotros, donde todas las mañanas cuando empezaba a salir el sol el bosque tomaba los colores dorados y rosados del brillo del oro rosa, tenia tres soles y tres lunas, sus dias eran bellísimos y sus noches del color de la plata.
Los pequeños duendes que allí habitaban eran muy felices, los más jovenes, salian volando de madrugada para ver salir a los tres soles y darles la bienvenida, luego iban a jugar a su rincón favorito, una gran seta les servia de casa de juegos y todos los días iban para allá a divertirse. Ese día cuando los soles se alzaban brillantes sobre aquel bello lugar, observaron mientras volaban, que sobre su casa de juegos habia depositado un pequeño paquetito azul, se asustaron mucho al ver que era algo vivo, algo que ellos no habian visto nunca, rápidamente y siempre en vuelo fueron en busca de sus mayores.
Toda la comunidad se reunió en torno a la seta, el más sabio del grupo, dijo. Es un humano-
Un humano? que es eso. preguntaron los jóvenes. Son seres que viven arriva dijo el más sabio. Nosotros los elementales del reino de Fae rea, tenemos contacto con algunos de ellos y si, les ayudamos a la conservación y restauración de sus bosques.
Ohhhhhhh, exclamaron, nunca nos habias explicado todo esto. No era el momento de contarlo, todo tiene su tiempo y solo lo conocen los más mayores que son los Maestros Ascendidos de Fae rea, el mundo angélico. No obstante, ha llegado el momento que todos conozcais que existen otras dimensiones y otras formas de vida, Este pequeño es un ser especial, por ello ha sido trasladado a esta comunidad a este bosque encantado y esto requiere que solicitemos el consejo de la gran madre naturaleza, a la que hemos de invocar la noche en la que las tres lunas estén en su plenitud para que nos diga que hacer.
Todos asintieron, los más mayores cogieron con sumo cuidado al pequeño y lo llevaron al poblado, habilitaron una gran hoja para colocarlo sobre ella, en forma de cunita, lo taparon con pétalos de flores y las duendes hembras fabricaron con una vaina de hoja una especie de biberón que llenaban con el néctar de las flores y las frutas del bosque para alimentar al pequeño, los más jóvenes construian juguetes con elementos naturales que hacian las delicias del niño, que siempre reia.
Pasaron varios dias hasta que llegó el momento de invocar a la gran madre, todos reunidos en círculo y el pequeño en el centro. Las tres lunas brillaban como tres aros de plata en una perfecta trinidad, pero que en realidad era una en si mísma.
Ante todos ellos apareció una hermosa luz dorada que se fundía con las plateadas lunas, rodeada de esa magnífica luz, fue tomado forma, en su mano llevaba una vara de estrellas. Dijo así.
Hermanos mios, me habeis invocado aqui por este pequeño humano que apareció en vuestro bosque encantado verdad? Si, asintieron todos. Bién este pequeño no es un humano cualquiera, este pequeño sabe de vosotros y lo que representais para la naturaleza y ha pertenecido y pertenece a vuestra hermandad angélica de Fae rea desde siempre, de hecho dentro de sus múltiples experiencias, habita entre vosotros y en este nuevo nacimiento estará auspiciado por la sabiduria de los Maestros Mayores de Fae rea, incluso cuando vuelva arriba con su familia humana, él no dejará de estar entre vosotros. Lo tomó entre sus brazos, lo besó en la frente y colocó su varita de estrellas en ella, para otorgarle los dones correspondientes a un ser tan especial y refrendarlos.
Siempre has pertenecido y pertenecerás a nuestra comunidad y a la naturaleza, pues asi ha sido proclamado y decretado por los sabios ancestrales.
Hemos de darle un nombre dijo ella.
Te llamarás Jan. que quiere decir compasión de Dios y asi eres nuevamente bendecido por tu comunidad en este bosque encantado, lo depositó suavemente sobre la hoja que hacia de cuna y miles de estrellas cubrieron al pequeño Jan.
La madre naturaleza abrió sus brazos y toda la comunidad quedó iluminada por la luz de las estrellas-
En un instante, desapareció, el bosque se sumió en una gran calma, la noche iluminada por tres lunas mostraba el brillo de la plata más pura.
El pequeño Jan había recibido la luz del amor de manos de la gran madre naturaleza, un privilegio de pocos, pero él era digno de ello, habia sido depositado nuevamente en el bosque encantado para ese menester.
Los duendes se reunieron alrededor de Jan para ayudarle a regresar a su mundo humano. Se despidieron de él sabiendo que estarían siempre en contacto.El niño reia y reia.
Jan reía en su cunita, sus padres lo miraban encantados de verlo tan feliz, movia sus manitas e irradiaba una luz maravillosa. Yolanda le dijo a Dani. De donde debe venir, me da la impresión como si viniera de otro lugar, de otro mundo. Porque lo dices, ha estado aqui todo el rato, dijo Dani. Si, Dani, ya lo se, en su cuerpecito si, pero y su espiritu?. No se, quizá tengas razón. Jan es muy especial, al igual que nuestro Biel.
Quien sabe.las múltiples experiencias de cada uno de nosotros donde nos llevan.
Bienvenido Jan, tus padres humanos te aman mucho y tu madrina la madre naturaleza de ha bendecido con grandes dones que apreciarás cuando crezcas.
Todo mi cariño para vosotros Yolanda, Dani, Biel y Jan y que esta historia sea un regalo mágico para Jan como lo fue la de Biel.
Los cuentos nos transportan a nuestra infancia y nos hacen soñar, no perdamos nunca la capacidad de jugar y la inocencia de la niñez para ser más felices.
Gracias a todos por leerlas y compartirlas, son pequeñas curaciones para el alma.
Luz y progreso para todos-
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