Estaba Maria Egenia hablando con sus amigos de cuanto le gustaba el baile, y uno de ellos le dijo que a la semana siguiente estaba el Bolshoi en el teatro del liceo con la obra Cascanueces de Tchaikovsky, y que ellos pensaban ir a verla, Eugenia les comentó que contaran con ella para el día que tuvieran pensado ir.
Y así fue el día del estreno quedaron en la puerta del Liceo.
Estaba abarrotado de gente para ver el ballet, todos muy elegantes, se dispusieron a entrar.
Estaba muy contenta de poder asistir a aquel evento ya que le gustaba mucho el baile y ver a esas estrellas de la danza era un verdadero placer.
Se apagaron las luces, estaba sentada cerca del escenario con lo cual no se perdería nada del espectáculo. Empezó la música, los bailarines se movían con sus acordes de una forma etérea casi sagrada, Eugenia ni parpadeaba para no perder detalle.
De repente ella vestida de largo en un palacio de Viena repleto de personas bailando, en una sala llena de luz, las lámparas de cristales iluminaban el gran salón con destellos diamantinos, las señoras lucían bellísmos vestidos largos y joyas espectaculares, los caballeros de chaqué algunos, otros con uniformes militares, Eugenia llegaba a la fiesta, lucía un hermoso vestido largo de gasa de seda verde esmeralda, llevaba el pelo recogido en un moño adornado con una aguja de cristales de swarovsky blancos y verdes, aquel conjunto realzaba su pelo de fuego.
Estaba bellísima, enseguida un apuesto joven la sacó a bailar llevaba el uniforme de los Húsares (tropas de élite, procedentes de Hungría reclutadas por el rey Matías Corvino en el 1485 durante la guerra contra los Otomanos) a medida que pasaba la noche más envelesados estaban, se miraban el uno al otro, se complementaban perfectamente, todos los asistentes los miraban, era imposible no ver la luz que emanaban, la complicidad entre ellos era absoluta, eran la pareja más bella de la noche, imposible pasar desapercibidos, bailaron durante horas.
El joven Húsar le comentó lo prendado que se había quedado nada más verla, ella le sonrió y acarició su mejilla, aquel momento fue mágico para los dos, cogidos de la mano, se alejaron de la fiesta y se perdieron en los jardínes del palacio.
De repente, nuevamente el teatro los bailarines, caramba me he traspuesto un momento, y que momento, que maravillosa sensación era como si realmente hubiera estado allí, y la verdad no estaba dormida, mi mente por alguna razón se ha trasladado a ese lugar, quizá me he sentido influenciada por el baile, y como me gusta tanto al igual me ha transportado fuera de mí.
Así pensando se hizo la media parte, la gente se dirigía a la cafeteria del teatro para tomar algo, estaba llenísimo.
Justo al punto de pedir algo en el bar, cuando el joven que tenía al lado la miró, ella se quedó con la boca abierta, era el Húsar del salón de baile, su galán, Dios mío que sorpresa, por un momento ella bajo la cabeza sonrrojada, pero reaccionó en seguida y le saludó, él respondió al saludo con amabilidad y una sonrisa, entablaron conversación. rápidamente.
Al poco tiempo llamaron por la megafonía a volver a la sala ya que empezaba la función, él también iba acompañado de sus amigos, ocuparon sus respectivos asientos, no estaban demasiado lejos Eugenia ocupaba los de delante y él cinco filas mas atrás.
Los bailarines giraban etéreamente en el escenario pero ella no estaba atenta, esto la superaba, no creía en las casualidades, pero era increible.
Acabó la obra, ambos se buscaron entre la gente, procuraron coincidir a la salida, efectivamente se encontraron, se saludaron, lo que obligó al grupo a presentarse, hablaron durante un breve tiempo entre todos ellos, se despidieron amablemente, nada de teléfonos, solo un hasta la vista, mucho gusto, un adiós, cada uno siguió su camino, junto con las personas con las que habían venido.
Se giraron despidiéndose con la mano.
Ninguno de los dos sabía si volverían a encontrase.
Eugenia se fue algo triste, pero la historia que había vivido, que habia sentido, estaría siempre dentro de ella, quién sabe si algún día entrará por la puerta de su corazón un joven que la trasladará a ese lugar, a ese salón de baile, a ese jardín de sus sueños Yo estoy segura que así será.
Mereces lo mejor Eugenita.
A veces estas situaciones suceden, pensad que aunque no lo parezca nuestro cuerpo etéreo se encuentra en diversos lugares a la vez, nosotros nos quedamos solo con esta manifestación creyendo que es la verdadera y la única, pero no es así, acaso a alguno no le ha pasado alguna coincidencia, alguna historia que le ha parecido sobrenatural, yo conozco muchas de ellas y esto que le ha pasado a Eugenia, ha sucedido antes a otras personas, no esta historia concretamente, pero sí ensoñar con alguien que creemos no conocer y aparecer.
Experiencias anteriores,(lo que entendemos como vidas pasadas), cosas inacabadas, la pregunta,
¿Como no nos reconocemos? porque olvidamos?.
Para podernos centrar en el ahora, dependiendo de como haigamos actuado quizá nos sería muy dificil concentrarnos en el presente, sí ya nos dispersamos imaginaros que tuviéramos que recordar experiencias anteriores, sería muy dificil evolucionar, tenemos tendencia a mirar atrás, por ello sabiamente, no recordamos (entre comillas) siempre hay algún vestigio de recuerdo, el espiritu lo tiene todo almacenado y el archivo Akhásico también.
Con todo mi cariño par tí Eugenita. que seas todo lo feliz que mereces con aquello que tu elijas vivir.
Y como siempre gracias por leerme, mucho cariño para vosotros.
Son oraciones para todos.
Luz y progreso.
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